Salud

Parásitos, un peligro en las plazas de Santa Fe

Lunes 14 de mayo de 2007

En Santa Fe, entre el 60 y el 70% de las plazas están contaminadas por parásitos zoonóticos, que en gran medida corresponden al Toxocara canis, el agente transmisor de la toxocarosis. Científicos de la UNL estudian formas de prevención, inmunoprevención y méto

Alrededor de un 40% de los niños que concurren al hospital de Niños Dr. Orlando Alassia de la ciudad de Santa Fe han tenido contacto con el parásito Toxocara canis, causante de la toxocarosis humana, una enfermedad que ocasionar desde cuadros alérgicos generalizados hasta dificultades en la visión.
El panorama se complica si se piensa que entre el 60 y el 70% de las plazas de Santa Fe están contaminadas con parásitos zoonóticos y, de esa contaminación, el 30% es por el agente causal de la toxocariosis.
Los datos surgieron de un estudio epidemiológico llevado a cabo por este grupo de investigación de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas (FBCB) de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) y es coincidente con otras estadísticas en el país.
“En Santa Fe tenemos entre el 60 y 70% de plazas contaminadas con parásitos zoonóticos; de esa contaminación, el 30% es por Toxocara canis”, explicó el Dr. Ubaldo Martín, director del grupo. “Los huevos de este parásito pueden mantenerse infectivos durante dos o tres años, según las condiciones climáticas y de los suelos. Para peor, en nuestra ciudad el calor y la humedad que caracterizan nuestra ciudad y los terrenos arenosos facilitan la supervivencia de los parásitos”, agregó el investigador.

Qué es la toxocarosis
La toxocarosis humana es una enfermedad producida por el Toxocara canis, un parásito que afecta a la familia de los cánidos, a la que pertenecen los perros; y en casos menos frecuentes puede afectar a los gatos. El huésped definitivo del parásito es el animal, el hombre sólo lo es de modo accidental. Un perro con toxocarosis aloja al microorganismo en su intestino, y en su materia fecal puede liberar entre 20.000 y 200.000 huevos de parásitos al día, lo que implica un altísimo grado de contaminación ambiental.
Los seres humanos se contagian, en particular los niños, cuando accidentalmente entran en contacto con estos huevos, que suelen ser muy abundantes en plazas y areneros.
La infección con el parásito implica la presentación de cuadros alérgicos generalizados y la afección de distintos órganos, produciéndose los mas graves cuando las larvas migran hacia el globo ocular comprometiendo seriamente la visión o invaden el sistema nervioso central.

El diagnóstico
En el año 2003 comenzaron los trabajos de investigación a cargo del grupo para desarrollar un método de diagnóstico eficaz, más económicos y precisos que los equipos extranjeros actualmente disponibles. Esto contribuyó con la Salud Pública y fue un aporte importante para los servicios del hospital y también privados.
El diagnóstico de toxocarosis se realiza a través de pruebas de laboratorio. Para llevarlo a cabo son necesarios kits comerciales extranjeros costosos y, por lo tanto, de acceso restringido para el sistema de salud público y privado. Sin estos equipos es difícil diagnosticar la parasitosis y desalienta la búsqueda médica de la patología.
“Nosotros nos propusimos hacer un desarrollo de diagnóstico que sea mucho más económico, que pueda aplicarse a la salud pública. Esto fue realizado y aplicado en la zona por lo que hemos obtenido buena experiencia y podemos decir que los equipos comerciales no son tan precisos. De hecho, esta tecnología desarrollada está disponible para los organismos de Salud Pública”, comentó Martín.
“Para perfeccionar esto coordinamos tres grupos de investigación especializados en Argentina: uno de Chaco, otro de Buenos Aires y nosotros. Ahora nos hemos abocado a normatizar el diagnóstico de la toxocarosis y en eso estamos trabajando”, agregó el investigador.
Dado que las formas clínicas de esta enfermedad pueden ser muy graves, es fundamental acceder a un diagnóstico temprano. El abaratar los costos permitiría que se realicen los exámenes ante los primeros síntomas.

¿Cómo prevenir?
Los factores fundamentales para prevenir esta enfermedad son: impedir que el perro se infecte y mantener hábitos de higiene ambiental e individual que disminuyan los riesgos de que los niños la adquieran.
“Nosotros investigamos formas alternativas. Estamos ensayando una forma de vacunación pero no en humanos sino en perros, porque la principal transmisión es la que tienen las hembras hacia los cachorros. Cuando las perras se preñan sufren grandes cambios hormonales dentro de ellas que movilizan las larvas del parásito y pasan a través de placenta e infectan a los cachorros. Esto aumenta la contaminación ambiental y la posibilidad de infección de los humanos”, contó Martín.
Los perros no representan un peligro en sí mismos y que cualquier mascota que sea desparasitado y reciba controles veterinarios se encontrará libre de esta infección.
Pero enfrentar este problema de salud pública implica necesariamente un abordaje complejo ya que la educación y los hábitos de las personas son factores fundamentales para evitar la contaminación ambiental.
Particularmente es necesario reforzar los hábitos higiénicos de los niños ya que la forma más común de contagio es el llevarse tierra, arena u objetos que estuvieron en el suelo a la boca. Otro de los hábitos que es necesario incorporar socialmente es el recoger las heces de los perros en los espacios públicos.

Agenda