Ciclo de debates

La discusión que se viene: ¿cómo debe ser la Argentina federal?

Sábado 28 de junio de 2008

Con la participación especial del ministro de Economía de la provincia de Santa Fe, Ángel Sciara, se realizó en la UNL un panel sobre política fiscal en el marco de la consolidación del sistema federal. El tema fue abordado desde la perspectiva histórica, cons


Tres disertaciones que acapararon la atención de un público diverso que colmó la sala del Consejo Superior de la Universidad Nacional del Litoral (UNL) acordaron, a través de diversos recorridos por la historia, la economía y el derecho, la necesidad de abonar un debate todavía pendiente: el federalismo en nuestro país.
El ministro de Economía de la Provincia de Santa Fe, Ángel Sciara; el historiador Darío Macor; y el decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales (FCJS), José Manuel Benvenuti, participaron del ciclo de debates "Hacia un desarrollo sustentable”, organizado por la Secretaría de Vinculación Tecnológica de la UNL, en una mesa redonda que se dio en llamar "La política fiscal para la consolidación del sistema federal".
Debemos “poner en la agenda política la necesidad de darnos un debate serio en lo que hace a la gobernabilidad del sistema político y al federalismo que los argentinos pretendemos”, dijo Benvenuti, al tiempo que destacó que es necesario “superar este federalismo debilitado, fragmentado que vivimos y aspirar a uno que se consolide definitivamente”.

Federalismo con unidad, diversidad y descentralización
El ministro Sciara recordó que a partir de la Constitución de 1994 se dio “una transformación del federalismo bipolar de la Constitución de 1953 en un federalismo tripartito atenuado donde participan la Nación, las provincias y los municipios”. Y en este sentido planteó que “si pensamos que el federalismo es una forma de gobierno de un país integrado, solidario, que propende al crecimiento económico, a la equidad y la calidad de vida de sus habitantes, no podemos menos que preguntarnos cuál es el rol que les toca” a cada uno de ellos.
“Se puede pensar entonces que dado el nuevo federalismo argentino sería necesario establecer relaciones intergubernamentales complejas, que tuvieron una clara manifestación en términos de nuestra propia experiencia de financiamiento que está hoy basada en la Coparticipación Federal de Impuestos. La Constitución del 94 la establece como la forma del financiamiento de nuestro federalismo, con lo cual uno puede pensar si no existen otras formas de financiamiento del federalismo. Sí existen además de la coparticipación, que arranca no como forma de financiamiento sino como forma de solucionar la doble imposición que no se pudo resolver en la Constitución: la competencia concurrente de tributos directos e indirectos entre Nación y provincias”, aseveró Sciara.
Pero la intervención permanente sobre la Ley de Coparticipación a través de leyes, pactos y exigencias ha transformado al federalismo fiscal en una suerte de financiación “confusa” y “quizás poco transparente”, que es “producto de sucesivas intervenciones que en general han tenido un efecto en cascada, donde la parte del león la toma la Nación, y a partir de ahí las provincias y los municipios comienzan a tener disminuciones en este esquema de relación vertical de este federalismo tripartito. Los municipios, que no han sido nunca consultados acerca de la adhesión de las provincias a los pactos fiscales, terminan siendo perjudicados por esta intervención de los pactos sobre la Ley de Coparticipación Federal de Impuestos. Por esa razón algunos sostienen que éste es un federalismo centralizado”.
La alternativa hoy es combinar unidad, diversidad y descentralización que permitan enfrentar los desafíos de la globalización: “Unidad porque se deben compartir valores y una visión común; diversidad porque nadie debe claudicar su identidad primigenia; y descentralización porque la centralización no es una discusión para todos pudiendo ser muchas veces ineficaz y no democrática”, culminó Sciara.

La historia
Macor describió los desafíos de la etapa formativa de la Argentina (1810-1850) que sirvieron para pensar el modo de organización del federalismo en nuestro país. Alberdi -a través de su modelo República transitoria- cierra la discusión sobre cuánto centralismo era necesario para construir un país y cuántas partes había que reconocer para que el mismo no sea exclusivamente Buenos Aires, indicó el catedrático.
Ya en una segunda etapa, hasta 1930, se puede destacar el debate económico que tiene su nudo en 1876, sobre la cuestión del librecambismo y el proteccionismo. “Toda la discusión se centra en cómo se va a ordenar el comercio internacional”, afirmó, al tiempo que sostuvo que luego, con la consolidación del Estado y la clase económica en 1880, se afianzaría  un sistema impositivo muy simple sostenido casi exclusivamente en los gravámenes a las importaciones. Pero a partir de la crisis de 1930 se produce un cambio importante, ya que “se tiene en cuenta la ganancia personal y la Aduana deja de ser la fuente exclusiva de recursos del Estado. Esta es una cuestión clave de lo que sucede desde el 30 hacia acá. Además, el Estado empieza a tener nuevo rol, que es el de árbitro entre la sociedad industrial y la sociedad agraria”.
En esa etapa comienza una discusión muy importante sobre el Plan Pinedo “que hoy dialoga con nosotros, porque hoy seguimos hablando de él. Su agenda temática no pudo ser resuelta por los argentinos en la segunda mitad del siglo XX”. Refiriéndose al peronismo, Macor indicó que arbitró entre el mundo rural y el industrial antes que arremeter con el sistema impositivo. “Ya en la segunda etapa desarrollista se aplican las conocidas retenciones que tenemos hoy, aunque en volúmenes diferentes, con el proyecto de (Adalbert Krieger) Vasena (Ministro de Economía durante el gobierno de Juan Carlos Onganía)”, agregó.
“En ese marco, tenemos un modelo alberdiano conservador que privilegia a las provincias y uno innovador que privilegia al Estado central. En dirimir ese dilema está la posibilidad de tener un federalismo auténtico, un federalismo fiscal”, expresó el historiador.
 
Atenuar el presidencialismo
A su turno, Benvenuti se preguntó por el modelo de federalismo por el que opta Alberdi: es un federalismo posible, refiere, “por eso nunca usa la palabra a secas, sino que habla de Unidad Federativa”.
Ya en el siglo XX, "el esquema constitucional de Alberdi -federalismo limitado con un fuerte poder presidencial- se va degradando en la medida en que aparecen los partidos de masa”, indicó Benvenuti. Además, destacó que "todo este período se caracterizará por una fuerte debilidad del Congreso que se da por los golpes de Estado cada vez más frecuentes y más prolongados en el tiempo. Por eso, el Poder Legislativo que tenemos es un poder debilitado que debe negociar continuamente con el Poder Ejecutivo cada vez más poderoso y con las corporaciones que los van rodeando".
Según Benvenuti, estas son las condiciones en las que el país llega a la Reforma Constitucional de 1994, “que se hizo en nombre de atenuar el presidencialismo y fortalecer el federalismo, pero en la práctica ocurrió exactamente lo contrario”.
Por último, el decano reflexionó que hoy debemos “aprovechar este momento excepcional que tiene la vida de la República, porque esta situación extrema que vivimos ha servido por primera vez en 25 años de democracia para poner en la agenda política la necesidad de darnos un debate serio en lo que hace a la gobernabilidad del sistema político y al federalismo que los argentinos pretendemos. Para eso, debemos tratar de superar este federalismo debilitado, fragmentado que vivimos y aspirar a uno que se consolide definitivamente; a un federalismo cooperativo, no como una cuestión sentimental o un logro académico, sino como una realidad compleja pero a la vez imprescindible".


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